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Un camino predestinado

CRÓNICA

Por: Daniela Forero Castaño

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Entrevista con el jugador Yossy Pérez en el centro comercial Plaza Imperial, viernes 16 de agosto de 2019.

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Fotografia de archivo de Yossy

Pérez cuando tenía 5 años  en 

la ciudad de Valledupar. 

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Fotografía de archivo del periódico "El Pilón" donde Yossy Pérez debutó con el Atlético San Martín en la ciudad de Valledupar en el año 2016. 

Es la 1:30 de la tarde del viernes 16 de agosto de 2019. Sentada en una silla del Centro Comercial Imperial espero al futbolista de Tigres F.C. con quien he acordado una cita. Cinco minutos más tarde aparece un joven quien con una gran sonrisa saluda estrechando mi mano y luego procede a sentarse.

 

Comienza presentándose. Su nombre es Jossy Esteban Pérez Balcazar, tiene diecinueve años, es de piel morena, su estatura es de 1.81 metros, tiene poco cabello y viste de forma muy casual. Su tono de voz es bajo y tiene una actitud tímida al ver la cámara. En repetidas ocasiones  sonríe y voltea su cabeza para que yo no lo vea. 

 

Antes de empezar le digo que no sea tan tímido y que me tenga confianza. Dicho esto, damos inicio a la entrevista. Comienza hablando de su infancia, Jossy es oriundo de Valledupar, ciudad de donde salió a perseguir sus sueños. Pérez creció en un hogar sin padre porque este fue víctima de la violencia colombiana. Por esa razón, fue su madre quien lo sacó adelante. Es el segundo de tres hermanos, su hermano mayor tiene veintitrés años y el menor tiene dieciséis años.

 

Recuerda que su pasión por el fútbol comenzó a los siete años “un día me encontraba caminando, cuando vi a un grupo de muchachos jugando fútbol, inmediatamente me dije a mí mismo quiero jugar” cuando volvió a su casa le dijo a su madre que quería jugar fútbol. Así sucedió, al poco tiempo después comenzó a entrenar. Su primer entrenador fue José Aramendiz, “el primero en apoyarme y ayudarme a explotar mi talento”, expresa. 

 

Fueron muchos los impedimentos y limitaciones que Jossy tuvo. El lugar donde entrenaba era a las afueras de Valledupar, un lugar bastante retirado de su casa y como no tenía los recursos suficientes debía irse caminando. Me dice “haga de cuenta usted vivir en Bogotá y tener que caminar hasta Cota, eso exactamente era lo que hacía”. Diariamente, caminaba dos horas para llegar al lugar de entrenamiento y luego regresaba a casa caminado dos horas más.   

 

Me cuenta que su hermano menor, al igual que él, deseaba ser futbolista, pero como no tuvo la misma fortaleza de Jossy para caminar y como no tenía los recursos para montar en moto o carro, decidió dejar su sueño atrás. 

 

“Sin disciplina no se puede lograr absolutamente nada, porque la disciplina es lo que muestra la verdadera pasión” dice. Jossy nunca sacó excusas para nada, se describe a sí mismo como una persona disciplinada, dice que esa misma disciplina lo ha convertido en el futbolista que es hoy en día. 

 

Hace una pausa para tomar un poco de café y prosigue “entre más entrenaba me daba cuenta de que eso no era solo una simple emoción”. Él descubrió que el fútbol era su verdadera pasión y deseaba hacer de este deporte su profesión, vio que podía ser grande y que el fútbol le podría abrir muchas posibilidades. Por esta razón, se dedicó por completo a esto. 

 

A la edad de dieciséis años, en uno de sus entrenamientos fue visto por un cazatalentos quien lo lleva a la ciudad de Cartagena a entrenar por un mes. Luego, es trasladado a Medellín y en esta ciudad además de entrenar, le hicieron diversas pruebas. En Medellín, al igual que en Cartagena, solo duró un mes. 

 

Y es en el año 2017 cuando llega a Bogotá, donde comienza a ser parte de Tigres Fútbol Club como jugador de la B. “Fue un proceso demasiado rápido incluso para mi mamá quien siempre me ha apoyado, todo esto fue un poco difícil de asimilar, pues en menos de tres meses ya había pasado por tres ciudades distintas”.

 

Cuando llegó a Bogotá, comenzó viviendo en un apartamento pero no le gustó porque ”en un apartamento no puedo poner mi música a todo volumen como mi vallenatico que tanto me gusta, porque los vecinos me molestan. Yo ya he vivido en apartamentos, pero no me acostumbro” dice. Por eso decide irse a una casa de futbolistas cerca del centro Comercial Plaza Imperial en Suba, lugar donde vive actualmente. 

 

Como jugador de Tigres Fútbol Club ocupa la posición de volante con el número 17 pero dice que su sueño es jugar con el número 10 porque le parece un número muy atractivo para Jossy es el número que mejor se desempeña en el campo, además de ser su posición favorita. 

 

De todo su proceso en la capital, lo más duro ha sido la soledad que ha sentido, pues dice que los “rolitos” son personas muy cerradas y con una forma de ser muy difícil.

 

Sin embargo, expresa que ha pasado cosas muy divertidas. Le pregunto ¿qué ha sido lo más loco que ha vivido en Bogotá? Y me contestó riendo “una vez con un compañero nos fuimos a montar en transmilenio y resulta que mi compañero me dijo que nos coláramos pero yo le dije que no, que yo sí iba a pagar mi pasaje y que no iba a cuelarme, entonces mi compañero se cuela pero un policía lo ve y le reclama, el policía comienza a quitarse la chaqueta enojado para pelear mi compañero le dice al policía que él y yo lo podíamos volver nada, pero yo le dije que a mí no me metiera en sus peleas y lo dejé solo”. 

 

En materia de educación dice que Tigres Fútbol Club tiene muy en cuenta la formación educativa de los futbolistas. Cuando Jossy llegó a Bogotá, hasta ahora cursaba grado décimo, razón por la cual el club lo apoyó y le dio la oportunidad de terminar su bachillerato y obtener el título de bachiller. 

 

“La mayoría de los futbolistas se dedican a jugar y no se preocupan por su educación por eso yo quiero marcar la diferencia”, dice. Entre los planes de Jossy está ingresar a la universidad a estudiar Licenciatura en Educación Física. Tigres F.C. además de permitirle jugar y pagarle por su carrera futbolística también le ofrece ayuda en su carrera universitaria, no solo organizando sus horarios de entrenamiento sino también pagándole un porcentaje para su matrícula. 

 

Cambiando de tema, moviéndose un poco de su silla y tomando otro sorbo de café dice que su jugador favorito de Colombia es Salas y que sus jugadores internacionales favoritos son Messi porque es atrevido y Cristiano Ronaldo porque "él no nació siendo jugador sino que se hizo jugador entonces le gusta mucho su esfuerzo", agrega. Su equipo favorito colombiano es el Nacional y en el equipo internacional es el Atlético de Madrid. 

 

En cuanto a su rutina, lo primero que hace al levantarse es orar y darle gracias a Dios “mi mamá nunca me dejó salir de casa sin orar, y eso es algo que tengo muy marcado en mi vida” dice. Luego de orar, se levanta, se baña, a las 9:10 a.m. el bus lo recoge para llevarlo al lugar de entrenamiento. A las 10:00 a.m. comienza a entrenar fuertemente, terminado a la 1:00 p.m. Después, tiene una reunión con el equipo y el director técnico. Allí realizan una retroalimentación del entrenamiento. Finalizada esta reunión, se dirige de nuevo a su casa donde se queda a disfrutar el resto de la tarde con sus compañeros.

 

Jossy sabe que cuando comience a estudiar sus horarios serán mucho más apretados y tendrá muy poco tiempo libre. Sin embargo, está dispuesto a todo por obtener su diploma universitario y ser el mejor profesor en entrenamiento físico. Él está dispuesto a marcar la diferencia y no solo quiere ser el mejor jugador del mundo sino que también quiere ser el mejor profesional en su campo.

 

Ya a punto de terminar nuestra conversación añade “Dios me prometió que yo sería un famoso jugador de fútbol y yo le creo, por eso trabajo duro día tras día para lograrlo” dicho esto esboza una sonrisa. 

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Fotografía de archivo de la primera victoria de Yossy Pérez con el Atlético San Martín en la ciudad de Valledupar en el 2015. 

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Fotografía de archivo de Yossy Pérez en el equipo de la categoría sub 10 en la ciudad de Valledupar.

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Fotografía de archivo de Yossy Pérez saliendo de entrenamiento con la selección César en el año 2017.

PERFIL 

Lucho Cuesta, entre Tagachi y Bogotá 

Por: Edgar Andrés Salgado Castillo

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Entrevista al jugador Lucho Cuesta en el Club Laverdieri, jueves 15 de agosto de 2019.

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El jugador Lucho Cuesta celebrando con sus compañeros un gol contra Barranquilla F.C. en el Estadio Metropolitano de Techo, 7 de abril de 2019. 

Actualmente tiene 25 años, es un hombre de estatura promedio, mide 1,76 metros. Su tono de piel es de color negro, sus ojos son negros y expresan tranquilidad. Es un poco serio, en pocas ocasiones le sale una sonrisa ocasionada por un grato recuerdo o una foto que le tocó tomarse en un entrenamiento con dos estudiantes testarudos de periodismo. 

 

Su nombre es Luis Cuesta. Es jugador de Tigres y goleador del equipo en esta temporada. Luis expresa su agradecimiento constantemente al presidente de Tigres, al calor humano que le ha ofrecido este. Pero, ¿cómo llegó hasta aquí? 

 

Todo comenzó desde que estaba en el vientre, dice él, -sonríe mientras mira hacia la cancha de fútbol-, pateaba todo el tiempo y como no ser futbolista cuando se es primo de Guason Rentería. Luis tuvo su primer acercamiento con el fútbol profesional en Bogotá F.C. De aquí partió su carrera. Y luego de Bogotá, se fue a La Equidad. 

 

Al comienzo no todo fue color de rosas, ya que lo enviaron a la sub 20 y pues para él eso era un retroceso en su carrera futbolística, o bueno, eso le decían sus compañeros. Sin embargo, Luis no lo tomó de esa manera, más bien afrontó con profesionalismo el reto y dijo “puede que esta sea una frase muy de cajón, pero yo estoy es tomando impulso”. Y de hecho más tarde pudo cumplir uno de sus sueños: debutar en la primera división del fútbol colombiano, esto ocurrió un 28 de agosto de 2013. En este partido Luis no logró anotar, ya que la única oportunidad que tuvo “la tiré por arriba”. Sin embargo, a pesar de no haber marcado dijo que fue uno de los mejores momentos de su vida. Claro está, después del nacimiento de su hijo,  -sonríe y le brillan los ojos-. 

 

Luego de su paso por Equidad se fue a préstamo al Cúcuta Deportivo donde pasó desapercibido, ya que fue en primer semestre de 2017 y regresó nuevamente a Equidad en el segundo semestre del mismo año. Ya estando en Equidad nuevamente, no se sintió cómodo, porque el técnico Luis Fernando Suárez no lo tenía en cuenta, por esta razón decidió culminar su ciclo e irse a probar suerte en otro club, eso sí siempre mostró su agradecimiento con los presidentes y los clubes en los que estuvo a excepción del Cúcuta Deportivo. Por esa razón actualmente está en Tigres, donde recuperó el gol. 

 

Toda su carrera se la agrade siempre a sus padres, ya que ellos siempre lo estuvieron apoyando, especialmente su padre y a pesar de ser una familia de escasos recursos. Por supuesto, todo ese apoyo desde lo que se podía. Y es que no se le puede pedir mucho a una familia de Tagachi, uno de los corregimientos más pobres del Chocó. 

 

De todas maneras la escasez de recursos no fue un impedimento para ser futbolista profesional y cuando habla de fútbol, él dice “el fútbol tiene muchos momentos”. Y por supuesto que no está equivocado; un dia estas en tu pueblo natal, otro dia estas viviendo en una habitación en Bogotá, la ciudad más grande de Colombia, otro día estás marcando tu primer gol, al otro estas banqueado; Un dia no tienes ganas de jugar, pero tu papá está ahí para apoyarte, otro día estás viviendo de lo que te da el fútbol, al otro te dan falsas esperanzas de ofertas prometedoras. Pero, a pesar de todo “siempre se tiene la esperanza”. Y para ello el fútbol es el mejor. 

 

Luis comenta que ha valido la pena ser futbolista, él vive del fútbol y quiere seguirlo haciendo, se siente joven aún y cree que tiene mucho más para dar. Por el momento, su casa es Tigres, pero más adelante espera una oferta en un equipo de la primera división y luego, una oferta internacional. A pesar de sus expectativas, Luis es un hombre con los pies sobre la tierra sabe que se puede soñar, pero al mismo tiempo es consciente de su situación, por lo que dice siempre hay que hacer bien la cosas en Tigres.

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